El valor más grande de un profesional es su potencial de hacer la diferencia y usarlo para sumar en su ámbito de acción.
Autores: Jesús Quintana y Lourdes Molina, 04 de marzo del 2024
La historia de la jaula de la ignominia surgió de la mala gestión de un almacén de mantenimiento y aunque es irrisorio, ahí se acumulaban refacciones que nadie sabía para que eran, ni cuando habían llegado allí; y, por lo tanto, no era posible concluir el proceso de recepción. El problema era, que el almacén se gestionaba en forma manual, por lo que las refacciones eran solicitadas por los técnicos de mantenimiento sin orden de compra debido a que no contaban con un código, descripción y propósito de uso, en el sistema ERP de la organización. El propio personal de mantenimiento había institucionalizado la jaula de la ignominia, como el lugar para resguardar todas las refacciones que no tenían un propósito de uso claro. De hecho, ésta ya era parte de las operaciones de rutina y no era causal de asombro en los recorridos y autoinspecciones; hasta que un día, la jaula de la ignominia salió a luz, durante una investigación de causa raíz asociada con defectos críticos de calidad en producto terminado que derivaron del mal funcionamiento de algunos equipos; que a decir de los operadores de producción, no se habían podido reparar oportunamente por no contar con las refacciones necesarias, mismas que fueron encontradas posteriormente, en la jaula de la ignominia. Es de esperarse que tres de las CAPA que se implementaron son:
- La eliminación de la jaula de la ignominia
- La identificación de cada refacción con código, descripción y propósito de uso, de acuerdo con los procedimientos de mantenimiento preventivo. Una vez realizado esto, se creó un almacén de refacciones en el ERP y se alineó la adquisición de refacciones con la política de compra de la organización.
- Se hizo la disposición final de todas las refacciones cuya identidad y/o propósito no era claro.
“La jaula de la ignominia es como la caja de pandora. No sebes lo que hay adentro hasta que escudriñas en su interior.”
Este evento tuvo un impacto muy alto para la organización ya que, fue necesario rechazar una campaña de 10 lotes de un medicamento de alto valor.
La moraleja es que debemos asegurar que los procesos de soporte como mantenimiento, metrología, compras, logística y el sistema de gestión de calidad, cumplan con la normatividad y sean eficientes. También es muy importante tener presente que, la fabricación de producto que no es apto para la venta no sirve a los propósitos de la organización.
La moraleja me lleva a la siguiente pregunta: ¿Cuántas jaulas de la ignominia podemos encontrar si miramos detenidamente la cadena de valor?
Durante recorridos que he realizado en diferentes plantas, he encontrado jaulas de la ignominia en almacenes en donde tienen varias decenas de tarimas con archivo muerto, muestras de retención y documentos varios, pero se desconoce el detalle del contenido y por lo tanto no se ha procedido con la disposición final conforme a los procedimientos correspondientes.
En la planta he visto jaulas de la ignominia en los cuartos donde se guardan los utensilios, mangueras, mallas y otros accesorios necesarios para la fabricación que no están identificados y no se sabe si están sucios o limpios.
En el laboratorio, podemos encontrar jaulas de la ignominia en las gavetas donde hemos visto toda clase de documentos que nos da mucho que pensar con relación a la integridad de datos. También en las estanterías donde tenemos reactivos, así como soluciones valoradas caducas y en mal estado. Sin dejar de mencionar los restos de las muestras analizadas y los desechos del laboratorio.
En los transportes de distribución, sobre todos los de última milla, que no están autorizados para transportar medicamento y en éste convive con insumos de otros giros muy diferentes con el riesgo de que pierda su integridad por las condiciones ambientales o se contamine.
He encontrado jaulas de la ignominia en las devoluciones, en donde llegan tarimas completas de producto de corta caducidad, caduco y maltratado que llega sin documentos y en forma tan desordenada que lo ponen en una o varias ubicaciones del área de devoluciones para demorar su procesamiento hasta que el cliente envíe los documentos, aunque es posible que demore mucho o que nunca los envíe.
No quiero dejar de mencionar el patio de los triques o la jaula de la ignominia donde hay equipo viejo y fuera de uso, cascajo, tubería oxidada, material de construcción, vidrios, canceles, tarimas viejas, botes de pintura, tambos de materias primas y basura que son el entorno perfecto para el asentamiento y reproducción de la fauna nociva.
Ejemplos hay muchos, pero el impacto primario es operativo porque merman la capacidad de los procesos. Esto desde la óptica de lean manufacturing involucra al menos 4 de los 8 tipos de desperdicios los cuales son:
- Inventarios ajenos a la cadena de valor
- Esperas por no poder dar continuidad a los procesos a causa de que no se cuenta con la documentación necesaria.
- Movimientos innecesarios o excesivos por capacidad insuficiente en el almacén o en la planta.
- No utilización de insumos, equipos o utensilios porque no están correctamente identificados y resguardados
- Transporte inadecuado que conlleva a otras formas de desperdicio.
De acuerdo con lo anterior, te invito a que des un recorrido a tu lugar de trabajo y descubras las jaulas de la ignominia, un semillero de maravillosos proyectos de optimización.
“Lean manufacturing es una herramienta para la mejora continua que busca la reducción de desperdicios a fin de aumentar la calidad, reducir el costo y aumentar la productividad para lograr una operación rentable.”
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